MATERIAL EJERCITACION
PRACTICO UNO:
Lacolla, Enrique (2008) Cambalache.
http://www.enriquelacolla.com/sitio/nota.php?id=38
Cambalache
(julio 17, 20089
El acto en el
Monumento de los Españoles mostró la convergencia contra natura de elementos
políticos que hasta aquí habían sido como el agua y el aceite. Esto expresa una
mezquindad política que, por desdicha, no es exclusiva de la oposición.
La fractura de las
huestes gubernamentales con motivo del tema de las retenciones no debería ser
evaluada como un revés por quienes desean que el país se encolumne detrás de un
proyecto nacional coherente y provisto de motivaciones estratégicas. Al
contrario, debería ser la oportunidad de liberarlo de tanta morralla y de
comenzar a establecer las conexiones y los valores que son necesarios para
conquistar el futuro. Para esto es preciso hablar con franqueza, sin esos
circunloquios y eufemismos a que nos ha acostumbrado la era de lo “políticamente
correcto” a la que ingresó el país después de la dictadura.
El acto del frente
agrario realizado en el Monumento de los Españoles, en Buenos Aires, fue
revelador en más de un sentido. Como en el “cambalache” mentado por Discépolo,
allí se reunieron la Biblia
y el calefón. La
Sociedad Rural, las Confederaciones Rurales Argentinas, la Federación Agraria,
Lilita Carrió, Chiche Duhalde, Patricia Bullrich, José Manuel de la Sota, Ricardo López Murphy,
Luis Barrionuevo, la Sra.
Pando y los supérstites de la ultraizquierda Vilma Ripoll,
Castells y otros de su laya que, como de costumbre, hacen de la equivocación un
credo, se agruparon para sostener un proyecto de país inmóvil, de inmoral
concentración de la riqueza, de cerrazón ideológica, de oscuras pulsiones
racistas y de oportunismo corto de miras.
¡Pero si en estos días
se ha vuelto a descalificar al pueblo que apoya al bando que defiende los
derechos de exportación con una frase de triste recuerdo! Esa frase –“en Plaza
del Congreso va estar presente el zoológico”, proferida por Alfredo de Angeli-
tiene una definida connotación racista y, lo sepa o no quien la profirió, hace
eco a otra del diputado Ernesto Sanmartino quien, durante la primera
presidencia de Perón, se refirió a la masa de votantes que lo había puesto en
la presidencia el 24 de febrero de 1946, definiéndola como un “aluvión
zoológico”.
Quizá correspondería
enmendarle la plana al Sr. De Angeli diciendo que de ese zoológico se han
escapado los gorilas como él… Es probable que no interpretase esta calificación
como un insulto; después de todo, “deben ser los gorilas, deben ser” fue una
canción de moda allá por los ’50, y la frase fue recogida como un lema de
batalla por quienes pronto se convertirían en los “comandos civiles”, de triste
memoria.
La distorsión de la
verdad, su desfiguración desvergonzada de parte de muchos “comunicadores
sociales” (vulgo, periodistas) que de hecho no son otra cosa que escribas a
sueldo de sus empresas, a su vez expresivas de un conglomerado de intereses a
los que les “preocupa el país” –les preocupa mantenerlo como está, desde
luego-, en estos días está alcanzando niveles insoportables. Los columnistas de
La Nación,
por ejemplo, han descubierto que la protesta de los ruralistas contra los
derechos de exportación está dando lugar a “una nueva visión de país”, y uno de
ellos se extasía al descubrir que “nunca los porteños han arropado a la gente
del campo” como lo hacen hoy. Según el señor Morales Solá, en sólo 120 días las
torpezas del gobierno de Cristina Fernández lograron borrar “una historia tan
larga como la del país, la de las divisiones y suspicacias entre la Capital y el Interior”.
Quien dice esto se
equivoca a sabiendas. Aquí no hay lucha por el federalismo ni por una efectiva
democracia. Lo que hay es la defensa frenética de los privilegios de unos
medianos propietarios –ausentistas, muchos de ellos, pues arriendan sus campos
a los pooles de la siembra-, aliados a la Sociedad Rural y a
los monopolios transnacionales que detentan la mayor parte de una de las
tierras más feraces del mundo. Desde esa posición de privilegio, la siempre
presente oligarquía ha dirigido los destinos del país desde los tiempos de la
organización nacional, salvo breves intervalos. Y lo ha hecho de acuerdo a
criterios inmovilistas, que hacen del monopolio de la renta diferencial agraria
el núcleo de un poder desde el cual se han opuesto siempre a cualquier
transformación dinámica del país, que promueva su industrialización e incorpore
a la corriente de la historia las enormes extensiones que están fuera de la
pampa húmeda. No es de sorprender que los sectores de la clase media porteña,
alienados de la comprensión de la realidad del país profundo, educados en la
nefasta dicotomía entre civilización y barbarie y habitados por el rechazo
racista que subyace a esta concepción, respalden bobamente, como lo han hecho
en tantas otras ocasiones, a las operaciones psicológicas que conspiran para
mantener las cosas como están, incluso a través del golpe de Estado.
Ahora bien, lo desesperante
de todo esto es que, hoy por hoy, del otro lado, no termina de percibirse una
decisión firme de llevar adelante la transformación anunciada. Por un lado, el
Gobierno equivocó sus políticas al no introducir oportunamente la
discriminación entre los distintos tipos de campo que se conocen en Argentina,
y al descargar el peso de las retenciones sobre los medianos productores sin
atender a los más importantes y despiadados beneficiarios del modelo sojero:
las multinacionales como Cargill y Monsanto. ¿Fue casual esto? ¿Responde a
cierta complicidad implícita?
Por otro lado, el
núcleo de la propaganda oficial en pro de las retenciones es, como rezaba el
cartel que presidía el escenario en la
Plaza de los Dos Congresos, “en defensa de la mesa de los
argentinos”. Finalidad irreprochable, comprensible y defendible, pero inválida
si no se la acompaña con la decisión de transformar al país de arriba abajo,
redireccionando no sólo los excedentes de la producción agraria sino los del
sistema financiero, combatiendo de veras la evasión y promoviendo una reforma
impositiva de carácter progresivo que permita invertir en el país, de acuerdo a
un plan predispuesto que contemple la potenciación educativa, el desarrollo
tecnológico, las comunicaciones y el sostén a las industrias de punta. Si no se
hace esto, se estarán quizá paliando los males mayores y suscitando un progreso
muy temperado, pero seguiremos atados en lo esencial al monocultivo de
commodities, sin capacidad de reacción propia en un mundo en el cual la inestabilidad
crece y el apetito por los recursos naturales se está tornando en el impulsor
de políticas agresivas en gran escala y que en cualquier momento pueden rematar
en un desastre de magnitud global.
Un mundo
interconectado
Hay que acostumbrarse
a leer la realidad en la interacción de sus múltiples facetas. Es difícil, pero
necesario: hay que ver las contradicciones que nos rodean en su conexión con
las que están desparramadas por el mundo. Nada es ajeno a nada. La habilitación
de la IV Flota
de Estados Unidos en aguas del Caribe es un dato inquietante que por supuesto
no es el fruto de la preocupación norteamericana por combatir el narcotráfico.
Incluso el observador más ingenuo sabe que apunta contra el experimento
venezolano de presidente Hugo Chávez. Pero lo que quizá no percibe es que
también responde a la posibilidad cierta de un desastre mayor en el Medio
Oriente, que podría hacer a Estados Unidos más dependiente de los recursos
petrolíferos no sólo de Venezuela sino también de otros países latinoamericanos.
¿Es casual que la creación de ese nuevo comando coincida con el descubrimiento
de inmensos yacimientos petrolíferos frente a la costa del Brasil? ¿Es mera
coincidencia que Gran Bretaña propulse en esos momentos la expansión de su área
antártica en detrimento de los derechos de Argentina y Chile? La convicción de
que una gran cuenca petrolífera austral se extiende frente a Argentina y rodea
a las Malvinas, ¿no puede tener algo que ver con esta iniciativa? Y después
dicen que la guerra por el archipiélago fue tan solo la consecuencia de la
ocurrencia de un “dictador borracho”...
El lavado de cerebro a
que es sometido el público en Argentina tiene en el conflicto agrario una
expresión relevante. Mientras el país se tensa en torno de una cuestión que
afecta a un sector productivo que sólo aporta el 5,3 por ciento del PBI y evade
impuestos en gran escala, se utiliza la expresión “dos modelos de país” para
definir las trincheras opuestas. Y bien, no hay tal. Tenemos un modelo
mezquino, rapaz, de vocación minoritaria, configurado mentalmente en
dependencia del exterior y subliminalmente racista; y otro de mejores
características, sin duda preocupado por el sostén de una Argentina más
independiente de cara al imperialismo y deseoso de una módica redistribución
del ingreso que consienta un avance lento hacia una mayor armonía social, pero
hasta ahora sin voluntad de promover una ruptura y envuelto en una especie de
pacifismo comodón que se interpone como una cortina de humo entre el público y
el contorno de las cosas.
No se trata de
pacifismo, sin embargo, sino de una especie de pereza histórica poseída por la
difusa convicción de que aquí todo termina por arreglarse porque “Dios es
argentino” y nos ha favorecido con una riqueza inagotable que, una y otra vez,
nos va sacar de apuros pues, como decía Georges Clemenceau, este país está tan
bien provisto que los argentinos no pueden arruinarse aunque quieran hacerlo.
Revés en el Senado
Pasada –por el
momento- la hora de los golpes militares, hemos entrado a la era de la
desestabilización institucional para la consecución del golpe de Estado. Este
no tiene por qué pasar por el derrocamiento de la Presidenta, sino por su
desgaste y puesta en sazón para un relevo que recaería en uno de los equívocos
“radicales K”, el Sr. Julio Cobos, vicepresidente de la República y presidente
del Senado, quien se encargó de desempatar la votación en torno de las
retenciones móviles a favor de los que se oponían a estas.
Cualesquiera sean sus
límites y cualesquiera sean nuestras divergencias en lo referido a su accionar,
el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner es, hoy por hoy, el único reparo
que existe frente a la reviviscencia de la oleada neoliberal que se advierte
detrás del tumulto agropecuario y de la ebullición del Barrio Norte,
simbólicamente desplegados entre la Sociedad Rural y la embajada norteamericana. El
rechazo del Senado a las retenciones móviles demuestra que la base política
sobre la que se asentaba este gobierno se ha fracturado.
No era fatal que sucediera
de este modo. Si en 2003 se hubiera procedido con decisión en la enmienda de
los costados enfermos del país, y si tres años atrás se hubiera procedido a
despejar los bloqueos de los piqueteros “paquetes” de Gualeguaychú, que
violaban de manera flagrante el derecho internacional, en vez de alentarlos por
razones de un oportunismo electoral corto de miras, no habríamos llegado a este
nivel de licuación de los poderes del Estado.
Sin embargo, como
decíamos al principio, esto no debe ser entendido sólo como un revés. También
puede proporcionar un nuevo punto de partida, desde el cual se debe arrancar
para frenar, primero, la ofensiva de la derecha neoliberal y, segundo,
derrotarla implementando un modelo de desarrollo efectivo, que no se estacione en
una confortable espera. El progreso es movilización, confrontación y cambio.
Pero para impulsarlo es necesario tener un discurso propio, una meta efectiva y
una voluntad de hierro. Se ha retrocedido mucho, pero se está a tiempo todavía.
Enrique Lacolla.
GUIA: Por favor, contesten a las siguientes preguntas por
escrito:
. Revise el texto y
ejemplifique los distintos niveles de análisis que aparecen en el mismo (macro,
meso, micro…)
. Detecte y analice
la opinión de Lacolla sobre el papel jugado por los medios masivos de
comunicación.
. Explique el
sentido del término “aluvión zoológico” o similares, utilizados durante los
actos opositores al gobierno.
. Realice el
ejercicio de tratar de identificar clases y fracciones de clases, sus
representantes y sus discursos en relación al conflicto.
. ¿Qué es el campo? Decida la respuesta sin
consultar al docente y fundamente su
respuesta.
Lacolla fue "desafectado" de La Voz del Interior, en la que trabajaba hace décadas, luego de presentar este artículo.
¿Profesor para realizar el practico se requiere la lectura del capitulo 1 de su libro mas los textos subidos por este medio?. Por casualidad ¿el capitulo 1 es el mismo que esta subido en una entrada mas antigua por este medio?.
ResponderEliminarSaludos!
Hola anónimo: para hacer bien el práctico evaluable no sólo hay que leer el capítulo uno (no hace falta leer el resto de los textos, porque lo que puede llegar a preguntarse de Hall está resumido en el uno), sino entenderlo y poder aplicarlo en los ejercicios. El capítulo uno no está subido al blog. No podemos autorizar, porque el derecho lo tiene la editorial, subirlo ni autorizar fotocopias. Suerte. Práctiquen que no se resuelve improvisando. Roberto
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