jueves, 13 de agosto de 2015

Bibliografia obligatoria. Punto b. unidad uno. Codificación/Decodificación Stuart Hall





Stuart, Hall:”Encoding/Decoding” en Hall, s. y otros: Culture, Media, Language. Hutchinson & co y the Centre for Contemporary Cultural Studies. London. 1980. (pp. 128/138). Selección y traducción de Roberto von Sprecher. 1988. Revisado por el Dr. Daniel Cabrera


    Tradicionalmente la investigación sobre comunicación de masas ha conceptualizado el proceso en términos de un rizo o circuito de circulación. Este modelo ha sido criticado tanto por su linealidad (emisor-mensaje-receptor), como por su concentración en el nivel de intercambio de mensajes y por la ausencia de una concepción estructurada de los diferentes momentos como una estructura compleja de relaciones.       Pero, también es posible y útil pensar en el proceso de comunicación en términos de una estructura producida y sustentada mediante la articulación de momentos enlazados pero distintivos: producción, circulación, distribución/consumo, reproducción.       Podríamos pensar el proceso como una estructura compleja construida en dominancia, sustentada en la articulación de prácticas interconectadas, cada una de las cuales, sin embargo, mantiene sus rasgos distintivos y tiene su propia modalidad especifica, sus propias formas y condiciones de existencia. Esta aproximación, homologa a la que forma el esqueleto de la producción de bienes/mercancías en el capital y en los Grundisses de Marx, tiene la ventaja de mostrar más agudamente como un circuito continuo (producción-distribución-reproducción) puede sostenerse mediante un "pasaje de formas".   Asimismo aclara la especificidad de las formas bajos las cuales el producto del proceso aparece en cada momento, y consecuentemente, lo que distingue la "producción" discursiva de otro tipos de producción en nuestra sociedad y en el moderno sistema de medios. [tengan en cuenta que el artículo es escrito en 1973, recién hacía dos años que había sido inventado el chip de silicio y era difícil imaginarse como las nuevas tecnologías digitales iban a modificar las prácticas y consumos de las “nuevas tecnologías”].

  El "objeto" de estas prácticas de comunicación son significados/sentidos y mensajes en la forma de vehículos-signos organizados de una manera específica, como cualquier forma de lenguaje, operando códigos dentro de la cadena sintagmática.  Los instrumentos, relaciones y prácticas de producción, de este modo, emiten en un cierto momento (el momento de la "producción/circulación") bajo la forma de vehículos simbólicos constituidos dentro de las reglas del "lenguaje".     Es en esta forma discursiva que tiene lugar la circulación del "producto".    En la dimensión de la producción, por lo tanto, el proceso requiere sus instrumentos materiales (sus "recursos"), como asimismo sus propias relaciones sociales (de producción), la organización y combinación de prácticas dentro de instrumentos mediales.  Pero es bajo la forma discursiva como tiene lugar la circulación del producto y su distribución a las diferentes audiencias.   Una vez consumado el discurso debe ser trasladado -transformado nuevamente- a prácticas sociales-, si se pretende que el circuito sea completo y efectivo.   Si no se atrapa ningún "sentido" no puede haber "consumo".  Si el sentido no se articula en prácticas no tiene efectos.   El valor de esta aproximación estriba en que, si bien cada uno de los momentos -articulados- son necesarios al circuito como totalidad, ninguna de las etapas puede garantizar totalmente a la etapa siguiente con la cual está articulada.   Dado que cada una tiene sus propias condiciones de existencia y modalidades especificas, cada uno puede constituir su propia ruptura o interrupción del "pasaje de formas" de cuya continuidad depende el flujo de producción efectiva (es decir "reproducción").

          Si bien de ninguna manera queremos limitar la investigación a "seguir las inducciones que emergen del análisis de contenido", debemos reconocer que la forma discursiva del mensaje tiene una posición privilegiada en el intercambio comunicativo (desde el punto de vista de la circulación), y que los momentos de "codificar" y "decodificar", sin bien son "relativamente autónomos" en relación al proceso comunicativo como un todo, son  momentos determinados.   Un evento histórico "crudo" no puede, en esa forma, ser transmitido, verbigracia, por un noticiero televisivo.  Los eventos solo pueden ser investidos de sentido dentro del formato audiovisual del formato televisivo. En el momento en que un evento histórico pasa bajo el signo del discurso, queda sujeto a todas las complejas "normas" formales mediante las cuales el lenguaje significa.  Para decirlo paradójicamente, el evento se debe convertir en un "relato" antes de poder convertirse en un evento comunicacional (...) la "forma de mensaje" es "la forma de apariencia" necesaria para el evento en su paso del emisor al receptor.  Por lo tanto, la transposición en y desde la "forma mensaje" (o el modo de intercambio simbólico) no es un momento aleatorio que podamos (...) ignorar (...).
 
          A partir de esta perspectiva general, podemos caracterizar como sigue el proceso comunicacional: se requieren la estructura institucional de emisión, con sus prácticas y redes de producción, sus relaciones organizacionales e infraestructura técnica, para producir un programa.  Usando la analogía de El capital [de Karl Marx], es el "proceso de trabajo" en la manera discursiva.  Aquí la producción construye el mensaje.  Entonces, en un sentido, el circuito comienza aquí. (...) la producción y la recepción de un mensaje televisivo no son (...) idénticas, pero se encuentran relacionadas: son distintos momentos dentro de la totalidad normada por las relaciones sociales del proceso comunicacional como un todo.

          En cierto punto, la estructura institucional de emisión debe producir mensajes codificados en la forma de un discurso significativo.  Las relaciones socio-institucionales de producción deben pasar por las reglas discursivas del lenguaje para que su producto sea "realizado".  Esto es el principio de un momento consecutivo diferenciable, en el cual las reglas formales del discurso y del lenguaje se encuentran en dominancia.   Antes de que este mensaje pueda tener un "efecto", satisfacer una "necesidad" o ser asignado a un "uso", debe primero ser apropiado como un discurso significativo y ser significativamente decodificado.    Es este conjunto de significados decodificados el que tiene un "efecto", influye, entretiene, instruye o persuade, con muy complejas consecuencias perceptuales, cognitivas, emocionales, ideológicas o sobre la conducta.   En un momento "determinado" la estructura emplea un código y produce un "mensaje"; en otro momento "determinado" el "mensaje", vía su decodificación, concluye en la estructura de las prácticas sociales.   Ahora estamos totalmente advertidos de que esta re-entrada en las prácticas de recepción de la audiencia y en los "usos" no puede ser entendida en simples términos de conducta.   El típico proceso identificado a partir de elementos aislados en la investigación positivista  (efectos, usos, "gratificaciones") está el mismo enmarcado por estructuras de entendimiento, como también ha sido producido por las relaciones sociales y económicas, que dan forma a su realización en el extremo de la recepción de la cadena, permitiendo a los sentidos significados ser transpuestos en práctica o en conciencia (para adquirir valor de uso social o efectividad política).



         un programa (de tv) considerado como
           discurso "significativo"



codificación                     decodificación







 


 estructuras                    estructuras
 de sentido 1                  de sentido 2
         

marcos de conocimiento        marcos de conocimiento
                                                     ---------------                       ---------------
    relaciones                         relaciones
  de producción                      de producción
----------------                     ----------------
infraestructura                      infraestructura
 tecnológica                           tecnológica
----------------                              ------------

          Lo que en el diagrama anterior hemos denominado "estructuras de sentido 1" y “estructuras de sentido 2" puede que no sean lo mismo.  Dichas estructuras no constituyen una "identidad inmediata".   Los códigos de la codificación y de la decodificación.      Los grados de simetría (o sea los grados de "entendimiento" y "mal entendimiento" en el intercambio comunicativo) dependen de los grados de simetría/asimetría (relaciones de equivalencia) establecidos entre las posiciones de las "personificaciones" codificador-productor y decodificador-receptor.    Pero, esto depende a su vez de los grados de identidad/no-identidad entre los códigos, los cuales transmiten perfecta o imperfectamente, interrumpen o sistemáticamente distorsionan lo que ha sido transmitido.    La carencia de correspondencia entre los códigos tiene mucho que ver con las diferencias estructurales de relaciones y de posiciones entre los emisores y las audiencias, pero también tiene que ver con las asimetrías entre los códigos del "emisor" y del "receptor" en el momento de la transformación en y desde la forma discursiva.         Lo que se llama "distorsiones" o "malentendidos" surgen precisamente de la carencia de equivalencia entre los dos lados en el intercambio comunicativo.
(...)

  El signo audiovisual es complejo. Está constituido por la combinación de dos tipos de discursos: auditivo y visual.  Por otra parte, en la terminología de Pierce, es un signo icónico porque "posee algunas de las propiedades de la cosa representada". Este es un punto que ha provocado bastante confusión y ha dado lugar a un espacio de intensa controversia en el estudio del lenguaje visual.  Dado que el discurso visual convierte un mundo tri-dimensional en planos bidimensionales, el mismo no puede, por supuesto, ser al mismo tiempo el referente o el concepto que significa.   ¡ en la película el perro puede ladrar pero no puede morder !   La realidad existe fuera del lenguaje,  pero es constantemente mediada por y a través del lenguaje:   y lo que podamos conocer y saber tiene que ser producido en y a través del discurso.  El "conocimiento" discursivo es el producto no de la transparente representación de lo "real" en el lenguaje sino de la articulación del lenguaje sobre las condiciones y relaciones reales. Por lo tanto, no hay discurso inteligible sin la operación de un código, los signos icónicos son también -por lo tanto- signos codificados, incluso aunque los códigos trabajen en forma diferente respecto de los códigos de otros signos (...). Naturalismo o "realismo" -la aparente fidelidad de la representación a la cosa o concepto representado- es el resultado, el efecto de cierta articulación especifica sobre lo "real".  Ello es el resultado de una práctica discursiva.

   Por supuesto que ciertos códigos pueden estar tan ampliamente distribuidos en una cultura o comunidad de lenguaje particular, y ser aprendidos a una edad tan temprana, que los mismos no parecen ser construidos -el efecto de una articulación entre signo y referente- sino que parecen estar dados "naturalmente".  en este sentido, los signos visuales parecen haber logrado una "casi-universalidad".  Sin embargo, esto no significa que no hayan intervenido codigos, más bien quiere decir que los codigos han sido profundamente naturalizados.  El funcionamiento de códigos naturalizados revela no la transparencia y la "naturalidad" del lenguaje sino lo profundo: la habituacion y la casi universalidad de los signos en uso. los mismos producen reconocimientos aparentemente "naturales".  Esto tiene el efecto (ideológico) de encubrir las practicas de codificación presentes.      Pero, no debemos ser engañados por las apariencias.  Lo que en la actualidad muestran los códigos naturalizados es el grado de habituación producido cuando hay una reciprocidad y alineamiento fundamental -una equivalencia consumada- entre los lados de codificación y decodificación de un intercambio de sentidos.  El funcionamiento de los códigos en el lado de la decodificación frecuentemente asumirá el status de percepciones naturalizadas.  Esto es lo que nos lleva a pensar que el signo visual "vaca" es el animal vaca, en lugar de pensar que lo representa.  Pero si pensamos en la representación visual de una vaca en un manual sobre economía domestica animal -o mas allá, sin pensamos en el signo lingüístico vaca - podemos ver que ambos, en diferentes grados, son arbitrarios con respecto del concepto del animal que ellos representan. La articulación de un signo arbitrario -ya sea visual o verbal- con el concepto de un referente es el producto no de la naturaleza sino de la convención, y el convencionalismo de los discursos requiere el soporte, la intervención de códigos.   Así, Umberto Eco ha sostenido que los signos icónicos "se parecen a objetos del mundo real porque  reproducen las condiciones (o sea los códigos) de percepción en el espectador." sin embargo, estas "condiciones de percepción" son el resultado de un conjunto de operaciones de decodificación -aunque sean virtualmente inconscientes- altamente codificadas.       Esto es tan cierto respecto de la imagen televisiva o fotográfica como respecto de cualquier otro tipo de signo.        A pesar de ello, los signos icónicos son particularmente vulnerables a ser "leídos" como naturales a causa de que los códigos visuales de percepción están ampliamente diseminados y porque este tipo de signos es menos arbitrario que un signo lingüístico: el signo lingüístico "vaca" no posee ninguna de las propiedades de la cosa representada, cuando por su parte el signo visual aparece poseyendo algunas de estas propiedades.

          Lo expuesto anteriormente puede ayudarnos a clarificar una confusión en la teoría lingüística en boga, y a definir con precisión como son usados algunos términos en este artículo.  La teoría lingüística frecuentemente emplea la distinción "denotación/connotación".  Generalmente se equipara el término "denotación" con el significado literal de un signo: en razón de que el sentido literal es casi universalmente reconocido, especialmente cuando es empleado el discurso visual, "denotación" se ha confundido a menudo con una transcripción literal de la realidad en el lenguaje, y en consecuencia como un "signo natural" producido sin la intervención de un código.  "connotación", por su parte, se emplea simplemente para referirse a significados asociativos menos fijos y por lo tanto más convencionalizados y mutables, lo cuales claramente pueden variar de instancia a instancia y por lo tanto deben depender de la intervención de códigos.  
          Nosotros no usamos la distinción denotación/connotación en el sentido mencionado.  Desde nuestro punto de vista, la distinción es solamente analítica. En el análisis, es útil tener la posibilidad de aplicar una regla general que distinga aquellos aspectos de un signo que, en cualquier comunidad de lenguaje en cualquier punto del tiempo, parecen ser considerados como sus significados literales (denotación), de aquellos significados mas asociativos que es posible generar en relación al signo (connotación). Pero las distinciones analíticas no deben ser confundidas con las distinciones en el mundo real.  habrá muy pocas instancias en las cuales los signos organizados en un discurso signifiquen solamente su significado "literal" (o sea, casi universalmente consensuado).

(...)
  El llamado nivel denotativo del signo televisivo es establecido por ciertos códigos muy complejos (pero limitados o "cerrados").  Pero su nivel connotativo, a pesar de estar también limitado, es más abierto, sujeto a transformaciones  más activas, que exploten sus valores polisémicos.  Cualquier signo previamente constituido es potencialmente transformable en más de una configuración connotativa.  Sin embargo, no se debe confundir la polisemia con el pluralismo. Los códigos connotativos no son iguales entre ellos.  La cultura de cualquier sociedad tiende, con diversos grados de clausura, a imponer sus clasificaciones del mundo social, cultural y político.  Esto constituye un orden cultural dominante, pero el mismo nunca es univoco o libre de  controversias.  El tema de la "estructura de los discursos en dominancia" es un punto crucial.  Las diferentes aéreas de la vida social aparecen como mapeadas en los dominios discursivos, jerárquicamente organizados en significados privilegiados o dominantes.  Los eventos novedosos o problemáticos, que violan nuestras expectativas, y que se oponen a nuestras "construcciones de sentido común", a nuestro conocimiento sobre las estructuras sociales "dado-por-supuesto" (taken-for-granted), deben ser asignados a sus dominios discursivos antes de que pueda decir que "tienen sentido".  La manera más común de "mapearlos" es asignar lo nuevo a los dominios de alguno de los "mapas de la realidad social problemática" pre-existentes.

          Decimos dominante y no determinado porque siempre es posible ordenar, clasificar, asignar y decodificar un evento en más de un "mapa". Pero, decimos "dominante" porque existe un patrón de "lecturas privilegiadas", y el mismo tiene un orden institucional, político e ideológico, que ha llegado a institucionalizarse impreso en sí.  El dominio de las "lecturas privilegiadas" tiene el orden social entero inscripto en ellas como un conjunto de significados, practicas y creencias, como el saber cotidiano sobre las estructuras sociales, de "como las cosas funcionan para todos los propósitos prácticos en esta cultura", incluyendo la jerarquía de poder e intereses y la estructura de legitimaciones y sanciones.  Así, para clarificar un "malentendido" al nivel connotativo, nos debemos referir mediante los códigos a los órdenes de la vida social, de la economía, del poder político y de la ideología.  Además, dado que estos "mapas" son "estructurados en dominancia" pero no cerrados, el proceso comunicativo no consiste en una asignación no problemática de cada ítem visual a su correspondiente posición dentro de un conjunto de códigos pre ordenados, sino que consiste en reglas performativas -reglas de competencia y uso, de lógicas-en-uso- las cuales buscan activamente imponer o privilegiar un dominio semántico sobre otro y reglar los temas dentro y fuera de conjuntos de significados apropiados.  La semiología formal ha descuidado a menudo esta práctica de trabajo interpretativo, aunque este constituye, de hecho, la relación real de las practicas de emisión de televisión.

          Entonces, al hablar de significados dominantes no nos estamos refiriendo a un proceso de un solo lado que gobierna como serán significados todos los eventos. Se trata del necesario trabajo para imponer una decodificación -darle plausibilidad y predominio legitimado- del evento dentro de los limites de las definiciones dominantes en las cuales han significado connotativamente. Terni ha señalado: "por la palabra lectura queremos decir no solo la capacidad de identificar y decodificar un cierto número de signos, sino también la capacidad de ponerlos en relación creativa entre ellos mismos y con otros signos: una capacidad que es, por si misma, la condición para una vigilancia completa de la totalidad de nuestro ambiente."

(...)
...a menudo las organizaciones emisoras están preocupadas por el hecho de que la audiencia haya fallado en captar los significados como ellos -los emisores- los proponían.  Lo que realmente están diciendo es que los espectadores no están operando dentro del código "dominante" o "privilegiado".       Su ideal es "una comunicación perfectamente transparente".      En lugar de eso tienen que enfrentarse a una "comunicación sistemáticamente distorsionada".
          En pasados años las discrepancias de este tipo han sido explicadas por referencia a la "selección perceptiva".  La misma no ha resultado la vía de acceso por la cual un pluralismo residual evade las compulsiones de un proceso altamente estructurado, asimétrico y no-equivalente.  Por supuesto que siempre habrá variables de lecturas privadas, individuales.  Pero, la  "percepción selectiva" casi nunca es tan selectiva, aleatoria o privada como el concepto sugiere.  Las pautas exhiben similitudes significativas, mas allá de las variantes individuales. Cualquier nueva aproximación a los estudios de audiencia debería comenzar con una crítica a la teoría de la "selección perceptiva".

          Hemos sostenido que dado que no hay una correspondencia necesaria entre codificación y decodificación, la primera puede intentar privilegiar pero no prescribir o garantizar la segunda, la cual tiene sus propias condiciones de existencia.
Al menos que sea extremadamente aberrantes, la codificación tendrá el efecto de construir algunos de los limites y parámetros dentro de los cuales operara la decodificación.  Si no hubiera límites las audiencias podrían leer en cualquier mensaje lo que se les ocurriera.  No dudamos que pueda existir alguna situación de malentendido total, pero dentro del vasto rango de posibilidades debe existir algún grado de reciprocidad entre los momentos de la codificación y de la decodificación, de otra forma nos resultaría imposible hablar de intercambio comunicativo.    De cualquier manera, esta correspondencia no viene dada de por sí, sino que es construida.  La codificación no puede determinar o garantizar, en un sentido simple, que códigos de decodificación se emplearan.  De no ser así la comunicación seria un circuito perfectamente equivalente.  Y cada mensaje seria una instancia de una "comunicación perfectamente transparente".  Entonces debemos pensar en las variantes de articulación en que se pueden combinar codificación/decodificación.  En dicho sentido plantearemos análisis hipotéticos de algunas de las posibles posiciones de decodificación, en orden a reforzar la aseveración de la "no necesaria correspondencia.

Identificamos tres posiciones hipotéticas a partir de las cuales se puede construir la decodificación de un discurso televisivo.  Las mismas necesitan ser testeadas empíricamente, pero la argumentación de que estos momentos no son idénticos, refuerza el argumento de la "no necesaria correspondencia".  También ayuda a deconstruir el significado de sentido común de "malentendidos" en los términos de una teoría de la "comunicación sistemáticamente distorsionada".

          La primer posición hipotética es la de la posición hegemónica- dominante.  Cuando el espectador toma los significados connotados total y directamente, verbigracia, de un noticiero televisivo o de un programa sobre acontecimientos sobre actualidad, y decodifica el mensaje en los términos del código en referencia al cual han sido codificados, podemos decir que el espectador está operando dentro del código dominante.

          La segunda posicion que identificamos es la de codigo o posicion negociada.  Probablemente la mayoría de la audiencia entiende bastante bien que se ha definido, y significado profesionalmente, como dominantemente.  Sin embargo las definiciones dominantes son hegemónicas justamente porque ellas representan definiciones de situaciones y de eventos que se encuentran en dominancia global.  Las definiciones dominantes relacionan, implícita o explícitamente, eventos con grandes totalizaciones, con las grandes sintagmáticas de "las visiones- del- mundo": las mismas hace "perspectivas amplias" en relación a sus emisiones: relacionan eventos con el "interés nacional" o con el nivel de la geopolítica, incluso cuando hacen estas relaciones en formas parcializadas, invertidas o mistificadas.  La definición de un punto de vista hegemónico es (a) que el mismo defina dentro de sus términos el horizonte mental, el universo de significados posibles de un sector completo de relaciones en una sociedad o una cultura; y (b) que el mismo lleva consigo el sello de la legitimidad, apareciendo como un co-termino con lo que es "natural", "inevitable", "dado por supuesto" respecto del orden social.  la decodificación dentro de las versiones negociadas contiene una mezcla de elementos adaptativos y de elementos de oposición:  la misma reconoce la legitimidad de las definiciones dominantes para producir las grandes significaciones (abstractas), mientras que a un nivel situacional (situado) más restringido hace sus propias normas de campo operando con excepciones a la regla.  Acuerda la posición privilegiada a las definiciones dominantes de los eventos reservándose el derecho a realizar aplicaciones más negociadas a las "condiciones locales", o a sus propias posiciones más corporativas (...)

          Finalmente, es posible que un espectador entienda perfectamente tanto las inflexiones literales como las connotativas dadas por un discurso, pero que decodifique el mensaje de una manera globalmente contraria. Ese espectador destotaliza el mensaje dentro del código privilegiado con el fin de retotalizar el mensaje dentro de algún marco de referencia alternativo.    Este es el caso de un receptor que escucha un debate sobre las necesidades de reducir los salarios y que lee cada mención sobre el "interés nacional" como interés de clase".  Ella/el está operando con lo que podemos llamar un código oposicional (...)”

STUART HALL. 1973

(algunos trozos del texto original no han sido traducidos en función de la utilización del material por los alumnos de la asignatura teoría de la comunicación en 1988, y las mismas parecen seguir siendo pertinentes para Trabajo Social)

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