¿Cuándo empezaron a hablar los humanos?
Un estudio reciente
muestra que los bonobos y los bebés humanos comparten formas de comunicación.
El lenguaje humano pudo aparecer hace más de 50.000 años
El bonobo Kanzi ha participado en
numerosos estudios del lenguaje en simios / CONRAD SCHMIDT (CORDON PRESS)
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Hace unos 7.000 años, los humanos dejaron las
primeras muestras de su dominio del lenguaje cuando comenzaron a escribir. Sin
embargo, la capacidad innata de todos los niños para aprender cualquier idioma
y el hecho de que toda la humanidad comparta un origen común en África indica
que la aparición del lenguaje es mucho más antigua, anterior al movimiento
migratorio con que losHomo
sapiens iniciaron la conquista del mundo hace 60.000 años.
En 2011, en un artículo publicado en la revista Science, Quentin Atkinson,
investigador de la Universidad de Auckland, en Nueva Zelanda, analizando las
riquezas de los fonemas de los diferentes idiomas, situó el origen del lenguaje
en algún lugar del sudoeste africano. Con un método similar a los análisis de
ADN, que observan un descenso de la diversidad genética conforme nos alejamos
de la cuna de la humanidad en África, Atkinson observó que el número de fonemas
de un idioma descendía al alejarse de este continente. Así, algunos idiomas
africanos emplean más de 100 fonemas mientras el hawaiano, hablado en unas
islas que se encuentran entre los últimos lugares colonizados por la humanidad,
tiene 13.
La aparición del lenguaje moderno habría coincidido
con una explosión de las capacidades cognitivas humanas poco antes del inicio
de la migración. Entonces, unos humanos que ya eran anatómicamente modernos
experimentaron un salto evolutivo en su intelecto que les dio capacidades
completamente nuevas, algo que se observa en expresiones artísticas como las de
Altamira o en el probable desplazamiento de los neandertales.
La aparición
del lenguaje moderno habría coincidido con una explosión de las capacidades
cognitivas humanas, como la creación artística
Algunos investigadores del siglo pasado, como
Claude Levi Strauss, mantenían que el lenguaje, tan diferente de las formas de
comunicación animales, debía haber aparecido de repente en esta explosión y no
como fruto de la evolución desde la articulación de sonidos en animales. Noam
Chomsky, uno de los lingüistas más influyentes, también consideraba que el
lenguaje es una capacidad exclusivamente humana y tan distinta que no se podría
explicar por mecanismos evolutivos convencionales. Más adelante, otros
científicos como Steven Pinker cambiaron esa tendencia y se comenzó a aceptar
la posibilidad de que la combinación de cambios genéticos y selección natural a
lo largo de millones de años podría dar lugar a una habilidad tan rara como el
lenguaje.
Desde entonces, la búsqueda del origen del lenguaje
se apoyó en herramientas evolutivas. Algunos investigadores como Philip
Lieberman, del MIT (Instituto Tecnológico de Mas), han estudiado el cerebro
humano en busca de los órganos imprescindibles para el lenguaje. En un artículo publicado
en 1995, Lieberman comparó los efectos sobre los ganglios basales, que también
tienen otras especies, de una enfermedad como el párkinson y de la falta de
oxígeno que sufren los escaladores del Everest. En esta línea, el análisis de
cráneos fósiles de hace unos 400.000 años, pertenecientes a Homo erectus,ha mostrado que aquellos humanos ya habían
desarrollado las áreas de Brocca y Wernicke, relacionadas con el lenguaje, y
que su anatomía ya reunía los requisitos para articular sonidos. Eudald
Carbonell comentaba recientemente que en esa misma época la humanidad comenzó a controlar el
fuego, un factor que pudo desempeñar un
papel relevante en la aparición del cerebro humano. Además de liberar una mayor
cantidad de nutrientes de los alimentos a través de la cocina, las llamas
pudieron suponer un cambio social, al reunir a los grupos alrededor del fuego.
En ese entorno, comentaba el codirector de Atapuerca, habría comenzado a surgir
el lenguaje, que a su vez favoreció el crecimiento del cerebro.
En esta búsqueda de los orígenes del lenguaje, los
investigadores han tratado de buscar los momentos evolutivos en los que se fue
fraguando. La semana pasada, investigadores de las universidades de Birmingham
(Reino Unido) y Neuchâtel (Suiza) publicaron un estudio que indicaba que los
bonobos, una especie de chimpancé —los animales vivos más próximos a los
humanos—, se comunican de una manera similar a los bebés. Ambos utilizan un
tipo de gemido para llamar la atención en circunstancias muy diversas, tanto
positivas como negativas. Para comprender su significado, es necesario entender
el contexto, algo que no sucede en las llamadas de otros animales, como los
monos, que emiten sonidos fijos para circunstancias siempre iguales. Este tipo
de comunicación podría, según los investigadores, ser un paso entre las
vocalizaciones de los primates asociadas a contextos concretos a una forma de
usar los sonidos más humana. Si estuviesen en lo cierto, esa transformación
habría comenzado hace más de 6 millones de años, cuando vivió el último
ancestro común de chimpancés y humanos.
La posibilidad de recuperar material genético de
fósiles antiguos ayudará a explorar los cambios en el ADN que pudieron estar
relacionados con la evolución del lenguaje
Por el momento, los científicos no lo han tenido
fácil para obtener pruebas indiscutibles para refrendar sus hipótesis sobre el
origen del lenguaje, pero es posible que en el futuro cuenten con mejores
herramientas. La posibilidad de recuperar material genético de fósiles antiguos
ayudará a explorar los cambios en el ADN que pudieron estar relacionados con la
evolución del lenguaje. Como en el caso de Lieberman y los ganglios basales, el
análisis del genoma está descubriendo la relación entre genes y determinadas disfunciones
respecto al lenguaje. De un modo similar al que a partir de análisis genéticos
se ha estimado que neandertales y humanos modernos tuvieron hijos juntos hace
unos 50.000 años, sería posible buscar la aparición de rasgos asociados a la
evolución del lenguaje. A través de esas pesquisas se indagará también en el
fenómeno biológico y cultural que hizo posible la revolución cognitiva y la
humanidad moderna.
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